-Nació en La Cañada, tierra del "Brillante" Rafael Urdaneta, un municipio de gente trabajadora, luchadora, vigorosa, aguerrida, que ha quedado demostrado con una dama que también nació en esta productiva región y un día decidió junto a su esposo, el carpintero Carlos Ferrer, mudarse a Maracaibo en donde demostró sus habilidades desde chofer de transporte público, albañil, pescadora hasta pegar baldosas, reparar los pisos y coser la ropa a sus nietos y bisnietos.
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La tratamos de ubicar en su residencia de Maracaibo para conocer el trabajo de tantos años y por un buen rato sus hijas nos describieron a la mujer que a sus 100 años muestra alegría, optimismo, espíritu de trabajo, con una ensoñación hacia lo tradicional. Doña Luisa Rebeca de Ferrer no se encontraba en su casa porque un pequeño tropiezo hizo que la llevaran a la emergencia ese día, pero sin mayor complicaciones.
Con 100 años cumplidos recientemente y una lucidez envidiable, Luisa Rebeca cuenta a sus hijos como aprendió varios oficios, de los cuales algunos le enseñó su esposo ya fallecido, incluyendo plomería en residencias, colocar baldosas, pisos de cemento, paredes de bloque, detalles de electricidad y hacer transporte en Por Puesto, siendo la primera mujer en Maracaibo que se dedicó a dicha actividad.
Nació en el municipio La Cañada, pero desde muy joven se vino a Maracaibo a trabajar en el transporte de pasajeros y en otras actividades que hasta hace poco realiza para orgullo e inspiración de su familia. Tiene 8 hijos, 23 nietos, 51 bisnietos y 7 tataranietos.
Sus hijas cuentan que su progenitora hizo de padre y madre para levantar sus ocho hijos y que nunca puso objeción ni reparo alguno para hacer actividades que estuvieran muy identificadas con las de hombre. Su temple y energía aún la sostiene por sí sola y se desplaza por su casa para arreglar cualquier daño que haya.
Manejó en el transporte público
Entre las actividades a las que se ha dedicado y una de las primeras que realizó está el transporte público. Aún conserva su título de chofer (se llamaba así) que expedía la gobernación del Estado y le permitió cumplir como choferesa en vehículos Por Puesto, uno de los primeros trabajos que realizó pero no tuvo mucho tiempo.
De ahí en adelante realizaba trabajos de costura que incluía juegos de baño que vendía en el mercado principal y paralelamente ayudaba a su padre en trabajos de carpintería.
Una salud envidiable
En la celebración de sus 100 años la señora Luisa compartió con amigos y familiares en un sitio público y cantó rancheras con imitadores de mariachi, bailó y tomó vino. "Ella come bien, va al baño sola, nada le cae mal, es muy sana, no la han operado de ningún órgano, solo de una rodilla", dijeron sus hijas cuando le consultamos su estado de salud.
De vez en cuando la llevan al bingo y juega. No usa lentes y en la casa con sus familia juega dominó y con sus nietos hace trabajos en la computadora.
Ejemplo de constancia
Esta dama maracucha es el claro ejemplo de que con constancia, paciencia y dedicación todo es posible. Realiza trabajos que le apasionan y los que hasta hace poco se niega abandonar. Su familia dice que ella les aconseja a sus descendientes que con la edad creen que están fuera del mercado laboral, que sepan que no es así. "La edad es solo un número, las cualidades de la persona son las que deben estar por delante", les dice a cada momento.
El secreto de esta mujer centenaria tiene maravillados a sus vecinos no sólo por su longevidad, sino por la intensa actividad que todavía es capaz de desplegar tras 100 años trabajando a parte de que es muy activa en otros campos y no renuncia a salir a cenar fuera con sus hijos. Asegura que "mantenerse ocupada e ir de un lado para otro" son un buen complemento para su edad.
“Mantenerse ocupado hace que uno no piense en dolores, molestias y años".
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